lunes, 30 de diciembre de 2013

Guía de bolsillo para la “insumisa” novata (o como hacer feliz a tu Amo no siendo nunca un felpudo)

Esto va a ser criticado con ganas y sólo espero que alguno de los que lo critiquen tengan el valor de darme a mí su opinión para que pueda rebatirla, en lugar de comentarlo por detrás como ya han hecho en otras ocasiones.

Vaya por delante, por si hasta aquí llega algún desubicado, que esta guía está escrita en función de mi forma de vivir el BDSM. Lo de la “guía” lo digo en tono de humor pues lo único que me interesa es exponer y compartir mi opción. De ningún modo pretende ser una Biblia para nadie ni a nadie intento convencer de que ser rebelde es mejor que ser dócil. Cada persona es un mundo y cada uno vive sus relaciones BDSM a su manera. Todas, absolutamente todas las formas de vivirlo, son lícitas y respetables, siempre que estén fundadas en el consenso y el respeto mutuo, y en base a ese pensamiento no creo que existan usos y maneras correctos o incorrectos, simplemente existen cientos de formas, exactamente tantas como relaciones.

Esta, simplemente, es la mía. Porque me nace así, porque así soy, y porque así se han ocupado de que siga siéndolo, siempre los Dominantes a los que he tenido el orgullo y el honor de pertenecer, fomentándolo y disfrutándolo.

1.- Primera lección

Un apunte que me parece importante: nunca se debe confundir la insumisión con no ser sumisa, y cuidado que la línea es muy fina y fácil de atravesar sin darte cuenta. El fin de la insumisión no es putear a tu Amo. No es agotarle ni mucho menos decepcionarle. La insumisa necesita la felicidad de su Dueño y está a sus pies para dársela, pero le exige un poquito más de lucha porque lo que se obtiene con esfuerzo es mil veces más gratificante… y en este caso lo es para ambos, no lo dudéis.

2.- Ser tú misma

Vital, imprescindible, innegociable. Me arriesgaré a la quema en la hoguera, pero debo decir que este aspecto debería ser común a sumisas e insumisas. Nunca dejes de ser tú misma. Tu Amo te modelará, te guiará, te hará avanzar y crecer como mujer y como sumisa, pero nunca te cambiará ni tú permitirás que lo haga. Le enseñarás a valorar tus defectos como si fueran virtudes y cambiará sus perspectivas sin darse cuenta, sólo por el orgullo que le representará tener a alguien tan íntegro y seguro a sus pies.

3.- El pendoneo

Todos sabemos que la fidelidad es, si cabe, más necesaria en una relación BDSM que en una relación vainilla. Si tu entrega es absoluta y total, como debería ser llegado el momento oportuno, ni te pasará por la cabeza la idea de servir a otro Amo ni tan siquiera de ponerte a sus pies “un poquito”, por mucho morbo que te pueda provocar ni por mucho que el caballero pueda gustarte. Tú tienes Dueño y eso es algo que no olvidas ni permites que nadie olvide.

No obstante, lo que no hace daño a nadie es jugar, tontear, golfear o coquetear, llámalo como quieras. Eso sí, siempre escogiendo con cuidado a las personas adecuadas, gente de tu círculo habitual, las personas que son conscientes de tu condición y que son capaces de seguirte la broma sin llegar nunca a faltarle el respeto a tu Amo. El, sin duda, si se trata de un Señor lo suficientemente seguro de sí mismo (lo que es de esperar en el caso de un Dominante), se enorgullecerá al ver que su perra causa admiración y respeto al mismo tiempo. Aunque posiblemente después te castigue por ser una golfa, pero eso es precisamente lo que nos gusta, siempre que sea de buen rollo, no?

4.- El uso de la palabra “no”.

Si bien no es aconsejable abusar de ella, acostúmbrate a usarla de vez en cuando. No se trata de negarse a todo, ni por supuesto a la mayoría de cosas que se te ordenan. No se trata de ser más insumisa que ninguna, se trata solamente de darle vidilla al asunto. Si tu Amo te conoce bien (como debería ser siempre) en ocasiones te pedirá que hagas cosas que no te gustan. Esas son las órdenes a las que él espera que te niegues y ésas son precisamente a las que no debes negarte. Sorprender, siempre sorprender.

5.- El trato

Para mí una de las situaciones más tentadoras para demostrar mi insumisión está, al margen del famoso “no”, en el trato que doy a mi Amo. Escribir esa palabra en minúsculas, cuando por propia iniciativa, matizo, siempre he considerado que es señal de respeto escribir la A inicial en mayúsculas; tutearle en algún momento si siempre le hablo de usted; llamarle por su nombre o utilizar apelativos como “cariño”, “cielo”, “churri”, en medio de una sesión… (churri es la mejor, sin duda) es fantástico. Además no deja de ser curioso ver los esfuerzos que llega a hacer para no reirse y conseguir poner el semblante serio necesario para poder castigarte.

6.- Quejas y protestas

Ponte por un instante en su piel. Qué gracia tiene darle 20 azotes a alguien y no escuchar ni un quejido. Dónde está el morbo de castigar a una persona y que ésta reciba su castigo con una sonrisa en los labios? Acertaste, ninguna gracia, ningún morbo, ningún interés. Aunque repito, tampoco es aconsejable abusar. Hay momentos en los que se enorgullecerá de tu resistencia, tu fortaleza y tu aguante; momentos en los que se sentirá satisfecho de tus avances y tu crecimiento, pero no olvides que también le gustará descubrir que es capaz de seguir enseñándote a superarte, que aún existen límites por romper.

Una queja, un “creo que ya no aguanto más”, un puchero suplicante para que decida no llegar a los 50 que te prometió. Frases como “porfi aleja la vela que quema mucho” (imprescindible el “porfi), “más pinzas? pero si ya llevo 100!!!!!!”, “esta postura me está destrozando las rodillas”, “verás mañana las agujetas”… o la mejor, cuando lleva dos horas haciéndote un bondage soltar.. “esto… mi Amo, tengo pis”, no tienen precio. Lo que no aconsejo bajo ningún concepto es gritar "me hago piiiiis", desatarte tú misma y salir corriendo. Cuidado, repito, siempre sin abusar. Siempre en el momento apropiado, cuando le veas receptivo a ello, porque en caso contrario le mosquearás en serio, y con razón, y entonces el castigo no será de los que nos gustan (hablo por experiencia).

Y hasta aquí llego, que como guía inicial ya está bien, tampoco os voy a contar todos mis secretos. A partir de esta base cada una de vosotras lo podéis adaptar a vuestra forma de ser y actuar, y lo que es más importante, a la forma de ser de vuestro Amo. Nosotras sabemos lo que les place y lo que no, lo que van a aceptar y lo que no van a pasarnos. Lo que tolerará, lo que les motivará y lo que puede provocar que os den vuestra libertad, de modo que sed prudentes, estudiadles bien y calculad con certeza el resultado que pueden provocar cada uno de estos movimientos, recordando siempre ser vosotras mismas, disfrutar al máximo y hacerles disfrutar a ellos.


A los Amos: entenderé que no volvais a hablarme y que les prohibais a ellas hablar conmigo, aunque también lo entenderé si alguno quiere hacerme un monumento.

Anastasia ©
08.03.2008

1 comentario:

  1. Impecable.
    Con toda la razon del mundo y con mucha gracia.
    Gracias por darnos estos pequeños placeres!

    ResponderEliminar