jueves, 27 de febrero de 2014

De jueces y verdugos

Nunca dejará de sorprenderme, observando a otros actuar, vivir y comportarse (que es como se aprende a ser o no ser), comprobar hasta qué punto podemos ser capaces de hacernos daño a nosotros mismos, de destruirnos, de mortificarnos. Cómo a veces nos convertimos en juez, parte y verdugo de nuestros propios errores, en el más duro juez y en el más desalmado ejecutor. Sin perdón, sin remisión, torturándonos hasta el límite, revolcándonos en nuestra propia porquería y asumiendo esa pena como la más sagrada norma, cuando en realidad, según mi perspectiva claro, no es otra cosa que una manera cobarde de evitar enfrentarse a las equivocaciones. 

Siempre digo que llegados a ciertas alturas de nuestra vida la mochila que hemos ido forjando día a día, paso a paso, está considerablemente cargada. Sí que admito que cada uno lleva consigo sus propios demonios y fracasos, pero convertir la expiación de esas culpas en la razón de nuestra existencia, no es más que un modo de no afrontar que se trata de eso, ni más ni menos, del camino de la vida. 

Errores. Siempre habrá errores, pero también habrá aciertos. Pensar que nunca podemos equivocarnos es una forma de creernos dioses, sin tener en cuenta que el camino no es llano ni fácil de recorrer y que no llegamos con un manual bajo el brazo que nos indique cómo hacerlo. No asumir que podemos meter la pata, no entender que a veces hacemos daño voluntaria o involuntariamente, no aceptar que en ocasiones no actuamos correctamente y limitar el remedio a esos fallos a no perdonarnos por ellos, es el primer paso para ser deshonesto. Deshonesto con el prójimo pero sobretodo deshonestos con nosotros mismos. Es la conocida técnica del avestruz, esconder la cabeza, y en este caso torturarnos con la sentencia que nosotros mismos hemos dictado, para no dar la cara, para no reconocer ante otros que hemos fallado, porque es mucho más fácil y cómodo reconocerlo ante nosotros mismos, pero eso sí, sabiendo que ésa no es la forma de solucionarlo, que ésa no es la manera de redimirse y ahí, justamente ahí, estriba la falta de honestidad. 

Es un truco visual, simplemente. Daremos por finalizada la pena y cumplida la sentencia cuando nosotros mismos, como jueces, consideremos que ya se ha pagado el pecado o la ofensa, y a otra cosa. Mentira. Un espejismo, porque somos conscientes de que la manera limpia, honesta y valiente sólo es una. De frente, pidiendo disculpas, comiéndonos el orgullo y sacando el coraje para bajar la cabeza y decir me he equivocado. Para eso sí hay que ser valiente y tenerlos bien puestos, pero claro, una cosa es tener pelotas para comernos el mundo y otra muy distinta es tener cojones para enfrentarse a la posibilidad de que el mundo nos dé una hostia, y, desgraciadamente, no todos los que presumimos de lo primero tenemos lo segundo.

Anastasia ©

sábado, 22 de febrero de 2014

Sonrisa



Cuando alguien te pregunta ¿cómo te sientes? ¿eres feliz? y tu respuesta es un rotundo, estoy más que bien. Cuando puedes afirmar que te sientes cuidada, admirada, deseada y protegida. Cuando alguien pone en tu rostro de nuevo esa sonrisa tan tuya que llevaba semanas escondida, sustituida por aquélla otra de plástico que guardas para emergencias, cuando te sabes llena y completa al margen de roles, de protocolos, de posiciones, de etiquetas y de condiciones, simplemente preocupándote de sentir y hacer sentir, de dar lo que te nace y no lo que se espera de ti, de recibir ya no en la misma medida, sino aún mucho más de lo que ofreces, es cuando sabes sin temor a equivocarte que estás en el camino correcto, en aquél que solo se puede recorrer en la compañía adecuada.


Anastasia ©

Nada


Nihili est qui nihil amat (Plauto)

jueves, 20 de febrero de 2014

Aquí no vale todo




Llevo muchos años en este mundo. No presumo de ello pero tampoco lo escondo, de hecho no es más que un dato para encabezar esta reflexión. Esa "antigüedad" no me hace ni más ni menos, ni mejor ni peor, ni más buena ni más mala sumisa, pero sí me ha dado la oportunidad de conocer, ver, leer y oir de todo. Personas absolutamente coherentes, personas que se molestaban en aprender, personas que se disfrazaban, personas que jugaban y otras que se la jugaban, personas que se lanzaban de cabeza sin sentido común, personas que se lo pensaban muy mucho antes de dar el paso y así podría seguir hasta acabar el espacio del post, porque aquí, naturalmente, hay de todo, pero ¡Ay señores!, que a veces nos olvidamos de que aquí NO vale todo. 

En esta parcela de mí, igual que en las restantes facetas, he procurado (aunque no siempre lo consiga) ser justa y tolerante con todas estas personas, escuchar sus argumentos en uno u otro sentido, estuviera de acuerdo o no con ellos. Soy de la opinión de que todo el mundo puede enseñarnos algo, sobre lo que queremos o incluso, las más de las veces, sobre lo que no deseamos ni de lejos. No obstante si existe un tipo de individuos a los que no puedo, ni nunca llegaré a poder, respetar ni comprender es a los ejemplares como el de la fotografía.

No me gusta generalizar (aunque para desesperación de cierto Amigo mío, últimamente lo estoy haciendo quizás demasiado), pero es cierto que en este caso están todos cortados por el mismo patrón (hecho comprobado científicamente, menuda tesis me he currado con el temita). Una fachada impecable, educación exquisita, amplio vocabulario, cultura media alta, pero al final sólo eso, descerebrados que creen que aquí SI vale todo, que no ven más allá de su propio interés y beneficio, de su placer, depravación (que no es lo mismo que perversión, no se vayan a creer) y satisfacción, a costa de lo que sea. Hombres que eligen la cabeza (también vacía) que se han de poner, en función del día, de sus instintos más básicos o de la víctima que han escogido para la ocasión.

Tíos que disfrazan sus intenciones de bdsm, cuando en el mejor de los casos éstas van encaminadas a conseguir un polvo, una pajilla visualizada o una vacilada ante los amigotes, y digo en el mejor de los casos porque en el peor de éstos las cosas se ponen bastante más chungas. Individuos que encubiertos por un supuesto halo de dominio y control, se aprovechan de pobres incautas para ejercer sobre ellas el más deleznable de los delitos, el maltrato físico o mental.

¿Qué es lo más grave? Que, como dice ese amigo al que le repatean mis generalizaciones, unas se conforman con eso y otros se aprovechan de ello. Que mientras haya una sola mujer dispuesta a pasar por el aro por tal de cumplir su sueño Grey o su fantasía onanista (que haberlas haylas también, no lo duden ni por un instante), existirán esos individuos y seguirán poniéndose las cabezas oportunas dependiendo de lo que ellas busquen. Porque otra cosa no son, pero listos un rato largo y ellas más que evidentes, aunque en su imaginación se crean misteriosas cual Mata Hari reencarnada en la sumisa perfecta.

No. No puedo con ellos pero tampoco con ellas. Porque pienso que si a mí, que no soy un Premio Nobel ni ninguna superdotada, sino una mujer normal con deseos normales y una mente de lo más sencillita, no me la han colado ninguno de los tipos descerebrados y peligrosos que han venido a buscarme, ¿por qué a otras si se la cuelan? ¿Por qué ese empeño por lanzarse de cabeza a algo cuando la mayoría de las veces saben con qué tipo de macho ibérico están jugando? ¿Por qué no nos concienciamos, sobretodo nosotras, que como he dicho otras veces somos quienes ponemos el látigo en sus manos, por qué no nos concienciamos digo, de que antes que el famoso SANO SEGURO Y CONSENSUADO existe (o debería) el sentido común?.

Me cabrea sí, me cabrea que sigan existiendo especímenes como el de la foto, tanto que consiguen sacar mi vena más sádica, pero lo que más me cabrea es tener la certeza de que cada uno de ellos existe porque al otro lado del espejo hay una mujer receptiva que olvida cuidarse y protegerse y eso, para mí, es lo que no tiene perdón ni excusa. Dar vida a un maltratador nunca la tiene.


Anastasia ©

domingo, 16 de febrero de 2014

Mi perra es putísima...

Eso me dice sonriendo, en tono de reproche pero con una mirada burlona. Zorra infinita! Mi perra es putísima... y tengo que admitir que me encanta escucharlo y no pierdo ocasión de buscar ese comentario. Me encanta porque sé que es lo que El disfruta y quiere de mí. Que zorree, que pendonee, que me haga desear. Que me vista elegante pero provocativa hasta para ir a comprar el pan, que mis labios siempre luzcan rojos y húmedos y mis escotes de vértigo, que me ponga tacones imposibles y me contonee al caminar. Le gusta principalmente porque sabe que disfruto haciéndolo, que me agrada jugar, seducir y sentirme admirada (es lo que tiene haber nacido así de pretenciosa y narcisista), pero nunca lo habría hecho por mí propio egocentrismo, si lo hago y lo gozo es únicamente porque sé que El quiere verme en esa actitud y la disfruta.

Cuando una ya tiene una edad, por mucho que haya aprendido a quererse tal y como es, tampoco se engaña. Se mira al espejo y encuentra decenas de características que podría mejorar. Igualmente, en sus puntuales momentos de reflexión, se da cuenta de que quedan muchos defectos por pulir, que demasiadas veces sale a relucir la niña caprichosa, la mujer celosa, la mandona metomentodo y porculera, la rebelde sin causa, la exigente, la altiva y prepotente, pero saber que existe una Persona que se siente orgullosa de ti tal y como eres, que no pretende cambiarte en su propio beneficio, que si modela alguna parte de tu identidad será porque eso te puede beneficiar; saber que le pones, le excitas, le sugieres, le motivas, hace mucho bien. Mucho. Provoca que, como decía días atrás, lleves siempre la sonrisa puesta, provoca que te sientas grande, fuerte, maravillosa. Y provoca, sobretodo, que sin darte cuenta, un día de repente, te sientas Suya.

Así es para mí un Amo. Pienso que ser Amo no consiste sólo en saber manejar la fusta, hacerse de rogar, actuar de forma severa y dictatorial, dar órdenes y provocar el llanto. Todo forma parte del paquete, claro que habrá momentos para ello, por supuesto, los hay para todo, pero no es ése su principal cometido. Su meta, y eso le diferencia de otros hombres no Dominantes, es ante todo hacer sentir especial y única a una mujer, fomentar la perra que todas llevamos dentro, demostrarle que confía en ella respetando sus espacios, apoyando sus iniciativas y empujándola a que haga aquello que la hace disfrutar. Ser Amo es más que mandar, torturar, humillar o usar, es también apoyar. No es castrar, es hacer crecer. No es limitar, es compartir y aprender. Es estar dispuesto a  recibir y también a entregar. No es rechazar, es acoger. Es ser honesto y valiente. Es darse.

No lo entiendo de otra forma, habrá quien no esté de acuerdo conmigo, habrá quien piense todo lo contrario. No es la biblia. Es mi biblia, así lo he vivido desde que nació Anastasia y así lo sigue viviendo Su Tasia, Su Kaxorra.

Anastasia ©


viernes, 14 de febrero de 2014

Un sueño es un deseo formulado con el corazón

Jamás me cansaré de repetir que la vida nunca deja de sorprenderme. Acostumbrada a recorrer el camino a toda velocidad, corriendo unas veces, dando largas zancadas otras, saltando los baches siempre, me cuesta mucho detenerme a mirar el paisaje o las personas que me rodean. No tengo tiempo para eso, me limito a disfrutarlas, sin plantearme cómo ni en qué momento llegaron a mi vida...

Es por esa insana y poco aconsejable costumbre por lo que me pierdo momentos que podrían ser inolvidables, o en ocasiones me veo envuelta en situaciones a las que no sé cómo he llegado, pero que la mayoría de veces ya no tienen marcha atrás.

Hoy de repente me he encontrado inmersa en uno de esos instantes de lucidez deteniéndome a mirar a mi alrededor, y me he dado cuenta de que, sin saber de qué forma, sin darme apenas cuenta, hace ya semanas que una presencia camina tranquilamente a mi lado. Sin molestar, sin presionar, sin aturdir, sin obligar ni exigir. Una presencia que llegó silenciosa, discreta, y muy sutilmente ha ido hablando y dándose a conocer, haciéndose imprescindible, paso a paso. Que me ha acompañado en distintos momentos vividos, de la forma más natural, como si desde siempre hubiera estado ahí, al mismo tiempo que se iba haciendo conmigo, descubriéndome y descubriéndose capa a capa, dándome fuerza, mucha fuerza, y poniendo en mi rostro esa sonrisa de la que todo el que me conoce me habla últimamente, pero yo ni era consciente de dónde salía o qué la estaba provocando.

No voy a ponerle nombre a esta situación. No sé lo que hay ni sé lo que habrá, no sé dónde vamos ni dónde llegaremos, quienes saben como funciono también saben de mi alergia a las etiquetas, a los títulos y a las graduaciones, pero sí algo sé es que me siento contenta de celebrar contigo hoy el día de "estamos a gustico juntos".

Anastasia ©


viernes, 7 de febrero de 2014

Azótame pero no me hagas daño

Y ahora, azótame. Sí, azótame, pero permíteme que antes te diga cómo debes hacerlo. Olvida normas, protocolos, roles y posiciones. Voy a hablarte de persona a persona, de mujer a hombre. Apartemos a la sometida y al sometedor, dejémonos de teatros, interpretaciones, papeles y guiones, aquí sólo hay tres protagonistas, tú, yo y sentir. No me intentes convencer con vanos argumentos, no hay negociación, así que mírame a los ojos y escúchame atentamente.

Nunca olvides que sin mí no existirías, que soy yo quien pone el látigo en tus manos, puedes cogerlo con mis condiciones o buscar otro ofrecimiento que te encaje mejor. 


Azótame con cariño, con ternura, con pasión. 

Azótame como premio, buscando mi placer antes que el tuyo. 
Azótame porque lo deseo, porque lo deseas, porque lo deseamos.
Azótame con la misma dulzura que desprendes al besarme.
Azótame acariciándome, haciendo que te sienta y sintiéndome.
Azótame con tus ojos y tus palabras antes de descargar cada golpe.
Azótame para excitar, para estimular, para enardecer todos nuestros sentidos.
Azótame como un gesto más en nuestro particular modo de entregarnos.
Azótame porque eres libre de hacerlo, porque es lo que deseas, porque te lo pido, porque lo compartimos, pero...
Azótame provocando que me sienta tuya, no lo hagas para sentirme tuya.
Nunca me azotes para creerte más grande, más macho o más fuerte, porque eso te convertirá en hormiga hembra a mis ojos.
No me azotes para anularme, porque me creceré y me perderás.
No me azotes para castigarme fuera de nuestros juegos, porque nadie tiene poder para castigar a una Diosa.
No me azotes para hacerme sufrir, para hacerme llorar, ni para humillarme, porque sólo te humillarás a ti mismo.
No me azotes para desahogarte, recuerda que yo también lo necesito en ocasiones.
No me azotes porque es lo que debes hacer, porque alguien lo dice, porque lo leíste en un manual.
No me azotes porque eres un hombre y tienes ese derecho, perderás tus derechos como hombre si lo haces.
No me azotes porque soy sumisa, azótame porque te cedo ese honor y te presto mi cuerpo para el disfrute de ambos.

Y sobretodo, querido Amigo, azótame pero no me hagas daño. No dañes mi corazón, mi alma, ni mi mente.

Si lo quieres, si eres capaz de disfrutarlo de este modo, si es lo que de verdad te hará sentir y vibrar, cógelo. En caso contrario, te deseo que encuentres lo que buscas.


Anastasia ©



De sumas, restas y Artistas

Lo que tiene relacionarse con la creatividad... Y lo que digo siempre, hay personas que te suman y personas que te restan.





Anastasia ©

martes, 4 de febrero de 2014

De plagios

Habiéndome encontrado casualmente algunos de mis escritos colgados en otros espacios, no siempre siendo citada su autoría, aprovecho el mío (mi espacio) para manifestar que no tengo inconveniente en que se copien o transcriban los post firmados por mí (por supuesto en lugares apropiados), pero siempre y cuando se mencione su procedencia y se deje clara la intención de los mismos. Que ya que una (a veces, sólo a veces) se devana los sesos para ser más cínica que nadie, al menos que quede clarito que muchas de las cosas que digo no van en serio y de paso que me lleve los laureles, no?


Anastasia ©

Luchar

En el buen combate, atacar o huir forman parte de la lucha. Lo que no forma parte de la lucha es quedar paralizado de miedo.


Paulo Coelho

Miradas


Y de repente me miras, te miro, y todo adquiere sentido...



Si tú...

Si tú me olvidas quiero que sepas una cosa.
Tú sabes cómo es esto:
Si miro la luna de cristal, la rama roja 
del lento otoño en mi ventana, 
si toco junto al fuego la impalpable ceniza
o el arrugado cuerpo de la leña, 
todo me lleva a ti,
como si todo lo que existe,
aromas, luz, metales,
fueran pequeños barcos que navegan
hacia las islas tuyas que me aguardan.

Ahora bien, si poco a poco dejas de quererme
dejaré de quererte poco a poco.
Si de pronto me olvidas
no me busques, que ya te habré olvidado.
Si consideras largo y loco 
el viento de banderas que pasa por mi vida
y te decides a dejarme a la orilla
del corazón en que tengo raíces,
piensaque en ese día,a esa hora
levantaré los brazos
y saldrán mis raíces a buscar otra tierra.

Pero si cada día, cada hora
sientes que a mí estás destinado 
con dulzura implacable.
Si cada día sube
una flor a tus labios a buscarme, 
ay amor mío, ay mío, 
en mí todo ese fuego se repite, 
en mí nada se apaga ni se olvida, 
mi amor se nutre de tu amor, amado, 
y mientras vivas estará en tus brazos 
sin salir de los míos.

Pablo Neruda