sábado, 29 de marzo de 2014

De lacras (o Puta Sumisión)



A partir del momento en que un Dominante te dice que naciste para ser una diosa y pone sus expertas manos y su privilegiada mente a trabajar esa idea durante meses, años incluso, modelando tu psique con cariño y firmeza, con ternura y severidad, paso a paso, poco a poco, llevándote finalmente al convencimiento de que lo eres; ya estás marcada para el resto de tu vida. 

Marcada con una huella indeleble, maldita huella, que se convertirá en la dueña de todos tus actos, obligándote a comportarte y vivir en todo momento como esa diosa que, al final, con el tiempo, descubres que no nació contigo. Tú sólo llevaste a la insumisa. El resto, la diosa y también la sumisa a la que te enfrentas tantas veces, fue obra suya, su creación, y con ella te enseñó a jugártelo todo a una carta, a arriesgar, a luchar a brazo partido, a pelear con uñas y dientes por lo que quieres, llegando a tatuarte ese triskel, emblema y talismán de los antiguos celtas para vencer en sus batallas, porque una diosa siempre, siempre, juega a ganar, y cierras el paso a la sumisa, te quedas con la diosa porque esa parte de ti te gusta, te motiva, te hace sentirte fuerte y grande, más fuerte y más grande que nadie.

Lo jodido del asunto es que existen determinadas victorias que provocan el desdoblamiento de la diosa y la mujer, que, como alma y cuerpo que son, se separan y durante un fugaz instante, en los momentos posteriores a la entrega, funcionan como dos entes independientes e independientemente piensan; y mientras una, ingenua, cegada por el éxito en la contienda, levanta su brazo victoriosa, la otra no está tan segura de haber ganado, y ahí, justo ahí, es donde esa marca que te hicieron un día, hace ya tanto tiempo, se convierte en lacra, justo ahí en ese instante en que otras manos te llevan del Olimpo a los infiernos... Ahí donde habitan las dudas y la inexorable lucha entre tus dos yo, la lucha que vienes librando hace ya tantos años, la lucha entre la mujer y la sumisa, entre la mujer y la perra, justo ahí está la lacra. En lo que; por mucho que lo intentes, llores, patalees, te invada la rabia, te odies por ello y te jures que vas a salir; sabes que eres y nunca podrás dejar de ser. Aunque te lleve más allá del infierno, aunque tengas la certeza de que te llevará, aunque seas consciente de que efectivamente, en realidad no has ganado, no podrás dejar de serlo porque eres tú, es tu esencia y, una vez más, ha salido. Puta sumisión...

Anastasia ©

4 comentarios:

  1. Ambivalencias y dualidades que hacen la vida mas intensa y compleja y "molona" ;)

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  2. Y más jodida, querida niña, y más jodida, pero lo peor de todo es que, aun sabiéndolo, ahí estás, a piñón, dispuesta a sufrirlo una vez más, porque si no lo sufres no lo disfrutas, si no lo sufres no tiene ningún sentido.

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  3. Esta dentro de nosotras. No podemos evitar inclinarnos ante esa mente fuerte y nos damos cuentas que en ese momento estamos en nuestro sitio, aunque nuestra educación de mujer moderna se rebele contra eso. Voy a publicar ahora algo sobre eso. Veo que coincidimos

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  4. Se rebela siempre y seguirá rebelándose, aunque no sé si se trata tanto de educación como de identidad. A una mujer dura, independiente y acostumbrada a tener el control sobre todo lo que la rodea, le cuesta cederlo, cada vez un poco más... pero sí, es lo que hay, está dentro y no se puede luchar contra ello. Me alegra que coincidamos una vez más, niña.

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